Exigencias del amor

 

La unión con nuestros prójimos ha de ser como la de los miembros del cuerpo, que se ayudan entre sí uno al otro en el obrar, en perfeccionarse y en todo. La unión con nuestros prójimos, nos pide diversas cosas que son: Apartar de nosotras lo que la impide, que son todos los vicios, combatiéndolos con sus contrarios, las virtudes, y sobre todo la humildad.

No tener envidia de nadie, que el amor a nuestro prójimo sea interior y demostrado exteriormente con obras; tener mucha estima de nuestras hermanas y hablar siempre bien de ellas, no decir a otras lo que se dijo de ellas, y con más razón si es cosa que le puede amargar; usar siempre palabras buenas, que favorecen la caridad, guardarse de palabras picantes que puedan disgustar a nuestras hermanas, abstenerse de porfiar, contradecir, reprender quien no esté encargada de ello.

Y no sólo hemos que hacer buenas obras sino de modo que expresen la buena voluntad, y cuando hubiere algún disgusto o encuentro con nuestra hermana, no responderle en el mismo tono, sino disimular con humildad.

Tengamos presente las Esclavas del Amor Misericordioso, que cuando alguno nos da ocasión de disgusto, hemos de observar tres cosas:

estar muy lejos de nosotras la venganza, o desearla; que nuestro perdón sea siempre no sólo no deseando mal, sino con perfección, no quedando en nosotras rastro de amargura o fastidio.

que así como no debemos particularizarnos en las aficiones a ninguno, así tampoco en tener adversión a nadie,

y abstenerse de juicios temerarios, tanto más graves cuanto más grave es la cosa de que acusamos, en nuestro corazón, a nuestra hermana,

teniendo en cuenta que los tales juicios, proceden especialmente de nuestra soberbia.

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ultimo aggionamento 05 maggio, 2005