Differencia que existe entre la religiosa piadosa y la fervorosa

 

Queridas: Me dice una de VV.CC., que desearía saber la diferencia que existe entre las religiosas piadosas, y las fervorosas.

Yo creo, hijas mías, que las primeras

están llenas de buena voluntad,

tienen deseos del bien

y ponen bastante de su parte para evitar las faltas deliberadas.

Pero aún se hallan llenas de vanidades y presunción,

y como están muy poco acostumbradas a practicar la abnegación y el sacrificio sólo por su Dios, con frecuencia les falta la energía y la constancia especialmente en el tiempo de la prueba.

De aquí que muchas veces no caminan derechas y varían en su comportamiento:

dispuestas a cualquier sufrimiento cuando la prueba está lejos, se impacientan fácilmente y se lamentan cuando el Buen Jesús las prueba con el dolor o la sequedad;

son prontas a formar generosos propósitos, pero no los cumplen sino muy imperfectamente, sobre todo cuando se les presentan las dificultades que ellas no habían previsto.

Por esto adelantan muy poco y tienen gran necesidad de ejercitarse en las virtudes de la fortaleza, constancia y humildad.

Las religiosas fervorosas

están más unidas a su Dios,

le aman más,

son mucho más humildes: desconfían de sí mismas y confían en su Dios,

y acostumbradas a la abnegación continua por amor a El, ponen en su labor mayor esfuerzo y constancia;

adelantan bastante en el amor al Buen Jesús, desasiéndose de las cosas peligrosas;

pero fácilmente se aficionan demasiado a las criaturas y hacen las consideraciones, más en forma de coloquio; diciendo: Dame gracia Jesús mío, para que en todo momento yo haga tu divina voluntad, ayúdame para que sea humilde, caritativa y sacrificada; prestadme Dios mío, vuestros auxilios para que yo vea lo poco que he copiado de Ti.

Quisiera, hijas mías, poderos explicar en qué consiste la oración afectiva pero me es imposible hacerlo tal como yo lo siento; sólo les diré que cuanto más se ama a nuestro Dios, con mayor facilidad sale el alma de sí y se une a El, y entonces, hijas mías, es cuando vienen estos suaves coloquios.

Haz, Jesús mío, que los hijos e hijas, comprendan cada día más que el fin para el cual los has llamado a la Congregación, ha sido para que te den gloria, santificándose y santificando a los que con ellos traten y que el fin de las almas fervorosas es hacer de Ti el centro de su vida y que para ello precisa se ejerciten con atención y sumo cuidado en la oración afectiva, con el fin de sacar de ella el conocimiento Tuyo, tu amor y el fuerte deseo de imitarte: Ayúdales Jesús mío, para que todos lleguen a unirse a Ti fuertemente.

Pedid todos para que esta vuestra madre llegue a ser una religiosa fervorosa, y que unida a Aquel que es ejemplar y dechado de toda perfección, sea siempre luz para los que me rodean.

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ultimo aggionamento 05 maggio, 2005