Al amor puro y efectivo se llega con el propio renunciamiento

 

Queridas hijas: Me dice una de VV.CC., que con mucha frecuencia le viene a la mente que ella no cree poder llegar a la santificación, que el Buen Jesús le pide, pues ve que a pesar de sus esfuerzos se halla siempre lo mismo, es decir en la vía purgativa, sin conocer para nada la vía iluminativa; me dice que ella se desanima y piensa que no es llamada a correr por el camino de la santidad al cual tanto las incito.

Dice que ella ve a muchas de sus hermanas, caminar en la perfección sin tantos esfuerzos y que en cambio ella no consigue adelantar lo más mínimo, que si es verdad que alguna vez le parece haber adelantado algo ve con pena que en seguida retrocede.

Ten presente hija mía, que para caminar en la santidad, lo primero que hemos de procurar es purificar nuestra alma de sus pecados y adornarla con las virtudes de la caridad, sacrificio y abnegación, para así asemejarnos más y más al B. J. y decidirnos generosamente a seguirle paso a paso, y copiar sus enseñanzas, ejercitándonos en las virtudes morales y teologales, pues las primeras aligeran y fortalecen nuestra alma y las segundas comienzan ya a unirla con su Dios, para mejor llevarlo el alma debe perfeccionar su oración y esforzarse en amar e imitar al Buen Jesús y entonces, hijas mías, es cuando se comienza a caminar por la vía iluminativa, porque seguir al Buen Jesús es seguir a la luz.

También hemos de tener presente que entre las almas que deseamos adelantar en la perfección; hay quienes se dan ardientemente a los ejercicios de penitencia y mortificación, y otras que no se cuidan de mortificar sus sentidos y otras que solícitas andan buscando siempre todo lo contrario de lo que le pide su naturaleza, pone freno a sus pasiones, a su corazón y son muy generosas para con su Dios y no saben negarle cosa alguna, mientras que otras no corresponden sino a duras penas a los movimientos de la gracia y luego andan lamentándose de que no adelantan y dudan de si son o no llamadas a santificarse.

Haz, Jesús mío, que los hijos e hijas, tengan siempre muy presente que el amor a nuestro Dios, es grande cosa, pero que al amor puro y efectivo no llegaremos sino por el propio renunciamiento, la caridad y la penitencia.

Pedir todos para que esta vuestra madre, pueda lograr vivir entregada por completo al amor de Nuestro Dios y que El me conceda la gracia de vivir sucumbida en el dolor, en reparación de las ofensas que El recibe de los Sacerdotes del mundo entero.

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ultimo aggionamento 05 maggio, 2005