7. En las obras está implicado Dios más que la criatura

Dios no pide a la Madre cosas y después se retira a descansar, dejándola sola, peleando con las consecuencias. Lo que Dios pide es obra de Dios y Dios está implicado en su realización más que la criatura. No es fácil para la criatura darse cuenta de esto. El alma ve sólo el trabajo, la cruz, sufre el peso, pero no ve la cruz, el peso, el trabajo de Dios. Se necesita una fe enorme. La Madre, con la inocencia de una niña, le dice a Dios: “No, nadie sufrirá lo que Tú has sufrido; así es que piensa el modo de arreglar esto para que puedas estar un poco más tranquilo, Jesús mío, ¡más tranquilo!”[510]. “¡Oh, Jesús, ayúdame! Ayúdame, Jesús mío, para que yo pueda ayudar a las que quieren, pero dicen que no pueden, porque no saben; pero que sea una ayuda silenciosa, como hasta ahora, sin manifestarlo a nadie, ¡Jesús!”[511]. La evangelización del A. M. es salvación divina y entonces “debe ayudar”.

Y esta fe la vive incluso en las obras materiales que debe hacer. “Concédeme Señor, la gracia que, iluminada de Ti, pueda yo iluminar a los que deben trabajar en la construcción de las obras que Tú pides y que tu Santuario realice su misión, sin cosas extrañas o poco dignas de Ti”[512]


[510] Pan 22, 450

[511] Pan 22, 532

[512] Pan 22, 408