3. Para qué nacen como Familia

La Madre recalca que las dos Congregaciones nacen como “misma Familia” para sostenerse mutuamente en el camino hacia la santidad viviendo la fraternidad con “un espíritu elevado”. “Ayúdales, Jesús mío, y que ellos sin ningún rubor o vergüenza ayuden a sus hermanas a vivir con el espíritu elevado y ellas trabajando como Esclavas tuyas, atiendan a tus Hijos, Hermanos suyos”[709]

La unión de Familia entre las dos Congregaciones no está, entonces, en el plano de la ayuda mutua (cosa que se podría vivir con cualquier otra Congregación), sino en el plano del ser, del santificarse. Es condición para santificarse.

La “fraternidad de A. M.” y de “misma Familia” es el “contento” de Dios, hace feliz a Dios, “ensancha” el corazón de Dios “no al dolor sino al entusiasmo”. “Ahora yo te pido - y creo que te daré contento con ello -, que ayudes a los hijos y les concedas un grande amor hacia Ti y que hijos e hijas vivan siempre unidos en tu amor y caridad y de este modo yo pueda decir que son verdaderos hijos tuyos, que aman lo que Tú quieres y que solamente quieren santificarse”[710]. “Pero que los hijos y las hijas se unan bien a Ti y puedan santificarse para gloria tuya, alegría tuya, para satisfacción y bienestar tuyo; hijos e hijas unidos todos para darte gloria a Ti, a tu Iglesia y a las dos Congregaciones. ¡Hazlo Jesús! ¡hazlo, Jesús mío!”[711]

Este amor no está sólo en el plano de la ayuda mutua, sino en el plano del amor de lo que tú amas” y “de la santificación” mutua. La “fraternidad” en el A. M. es de “misma Familia” sólo si lleva a “amar lo que Dios ama” y ayuda a “santificarse”. “Que hijos e hijas, unidos todos te den, Jesús mío, mucha, muchísima gloria y ningún disgusto más, ¡Señor! ningún disgusto ni los hijos ni las hijas y a mí ayúdame para que yo haga todo lo que Tú quieras y de la manera que Tú lo quieras. ¡Ayúdanos, Jesús mío!”[712].

Además, la Madre da a esta fraternidad de A. M. un contenido altamente evangelizador de A. M. como medio para que los hombres acudan al Santuario, a encontrarse con el A. M., como hijos que vuelven a encontrar la familia de Dios. “Que los hijos y las hijas unidos en tu amor y caridad, sepan atraer aquí a las almas y las cubran con su manto de plumas y se metan en el agujero más grande y en el más pequeño, pero que tengamos toda esa parte llena de palomitas que se asoman, rezan y están siempre atentas por si alguien las hace cualquier cosa ... hazlo, Jesús mío!”[713]. La fraternidad de la Familia” de A. M es el “manto” caliente que “atrae”, que “cubre”, que “vigila” sobre las almas. “¡Hazlo Tú, Jesús. Ayúdales Tú, Ayúdales, que malicia no tienen, ayúdales a unirse fuertemente y así unidos lo hagan todo para tu gloria y el bien de las almas. ¡Hazlo, Jesús!”[714]

La misma Familia está en función de la familia de Dios que es la Iglesia. La misma Familia visibiliza la comunión de la Iglesia y en la Iglesia. Nacemos y somos Familia para que “todas las almas se unan a los hijos y a las hijas; que sea así una bandada de palomas que vienen para comunicarse y ayudarse unas a otras para ir adelante como Tú quieres, ¡hazlo, Jesús mío, hazlo Tú[715]

La Madre pone, también, como fundamento y como modelo de la unión de familia en el A. M. la unión que ella vive con Dios y la unión que Dios tiene con ella. Porque tiene como finalidad crecer en la santidad y en el amor de Dios, el amor fraterno que se vive entre los miembros de las dos Congregaciones entra a ser parte del amor misericordioso de Dios mismo para con el hombre. Es amor divino que obra en los miembros de las dos Congregaciones. “Únanse, únanse ellas a nosotros, Jesús mío, para que, venga lo que viniere, estando unidos no decaiga el fervor y el amor hacia Ti; que no decaiga, que crezca siempre más, cada vez más fuerte, ¡hazlo, Jesús mío!! Haz, que lo hijos y las hijas llenos de un fervor más fuerte, no tan decaído, no tan apagado, pero sí como ahora están; ahora están bastante bien, pero temo que no les dure porque (el texto se queda colgado)[716]. “Esto sí que lo quisiera alcanzar de Ti, que me ayudaras a amarte tanto, tanto, Jesús, y a los hijos y a las hijas, para que hijos e hijas unidos a Ti, yo a vosotros y vosotros a mí podamos hacer, Jesús mío, como aquél decía: "hagamos tres tiendas" ¡tres! y podamos vivir tranquilos, podamos vivir con alegría, podamos santificarnos y podamos adquirir una gloria para toda una eternidad; esto sí, Jesús, que lo deseo para todos[717]. “No es que te dejo, te digo que vayamos los dos a donde están las hijas y con los hijos, para poderlos ayudar. Esa es mi preocupación: unidos a Ti hijos e hijas y yo con ellos, podamos darte mucha gloria. Hazlo Tú, que tanto haces por la Congregación, por estos tus hijos, por todos”[718]

La unión de Familia no es algo secundario. La Madre estaba dispuesta a “perder la vida” por ver unidas a las dos Congregaciones. “¡Sí, Jesús mío! ... sí, sí, sí, a costa de la vida; si tuviera que perder la vida para obtener la gracia de que hijos e hijas vivan unidos y que se yergan pudiendo decir que sienten el calor de las almas, el calor de la Madre Santísima, María Medianera ... yo se los recomiendo mucho, es Medianera, ha hecho tanto en todos los sitios! ... yo se lo pido; ¡ayúdales, Madre![719]. “Hazlo, que para mí lo más grande es verlos unidos; ver que se ayudan mutuamente, aunque todavía hay alguna espina que impide esta unión y ayuda mutua; son espinas, Jesús mío, duras, pero se pueden ablandar y se puede conseguir que se unan entre sí estas criaturas, ¡hazlo, que Tú lo puedes!”[720]

Yo, Jesús mío, no tengo otro deseo que el que Tú estés contento con las hijas y los hijos. Que hijas e hijos, unidos siempre, puedan darte gloria a Ti, Jesús mío! pero que no se unan así para darte guerra, Jesús mío, sino para darte gloria, ¡ayúdales Tú, Jesús mío!”[721]

“Te puedan dar mucha gloria, pero que, unidos en tu amor, sepan ser lo que Jesús quiere; ¡hacerlo, Virgen santa! Haz, que hijos e hijas vivan siempre unidos en tu amor y tu caridad. Sí, Jesús mío, ayúdales, ayúdales; ayuda primero a los hijos que veo que están en esa turbación, en ese ... no, no se terminan de poner bien. Ayuda, Jesús, a los hijos para que ellos se cuiden de sus hermanas y que hijos e hijas se unan siempre que tenga necesidad de ello, que se unan para hacer las cosas, Jesús mío, que se unan y que no tengas necesidad de estar esperando que te den ... no, que se unan, que sean ellos los que se ponen en seguida a hacer tu voluntad, a hacer lo que Tú digas, Jesús mío: hazlo, Tú puedes hacerlo todo. Tú puedes, Jesús mío, hacerlo todo, ¡hazlo, Jesús, hazlo!! Y ayuda, Jesús mío, a estos hijos e hijas para que verdaderamente sean verdaderos hijos e hijas y ninguno te dé ningún disgusto, Jesús mío[722].

Que los hijos y las hijas vayan unidos como Tú quieres, sin nada de respetos humanos y sin amores que no estén bien; que vivan unidos como Tú los quieres y con la unión que Tú deseas y que puedan darte mucha gloria[723].

Con esta unión la Madre no bromeaba y no aceptaba ni indiferencia, ni mínimas formas de lejanía mutua. “Basta con tanto que hacer: ya han hecho lo que tenían que hacer, ya han confesado, ya han comulgado y ¿ahora qué? con eso ¿¡qué me has dicho Tú con que han comulgado?! ¡Faltaría más que no se confesaran ni comulgaran! Pero ahí lo que tienen que hacer es la unión; yo, Padre mío, quiero la unión de los hijos con las hijas y de las hijas con los hijos, que sean como deben ser, que sea una unión de espíritu, una unión de fuerza, una unión de santificarse, pero todos unidos; no como aquel que parece que está acechando a ver lo que le han dicho al otro para reírse o para hacer una mueca que...; yo le hubiera dado hoy una bofetada fuerte a aquel que estaba allí...; no se la he dado, gracias a Ti, Jesús mío, no se la he dado! pero se la hubiese dado porque parecía un muñeco ese que era tanto y más cuanto; cuando ha llegado el momento, una mueca como diciendo "¡beh! quién viene aquí!" ¿qué estamos haciendo?”[724]

El amor y la unión en la “misma Familia” radican en la llamada de Dios a consagrarse en el A. M. para anunciar el A. M. Por eso, es amor “divino”, esto es, participación en el amor del Padre misericordioso y a imitación del amor del Padre. Al ser “divino” no admite ninguna manifestación humana que contradiga ese amor misericordioso del Padre. “Y ayuda para que las hijas y los hijos vayan siempre unidos en la caridad y no en aquello que puede manchar el alma, sino en ayudarse y ayudarse mutuamente con la oración para poder ser aquello que Tú Jesús quieres[725]. ”Hijos e hijas unidos y unidos te amen y unidos se consagren a vivir Contigo y a darte tanta gloria y ayudarte Jesús mío[726].

El amor de “misma Familia” crece, se manifiesta y se expresa en una atmósfera de santificación, en el esfuerzo por santificarse y en el deseo de hacerse de la misma naturaleza del Padre misericordioso. Fuera de este clima, no hay y no puede darse amor de “misma Familia”. “... para que unidos a Ti, puedan dar tanta gloria a la Iglesia. Ayuda a los hijos para que ellos se santifiquen, para que ellos se den de lleno a santificarse y así ayudar para la gloria de Dios, y también por las hijas, que sea una familia unida; los hijos para ayudar a santificarse y para poder ayudarse los unos a los otros sin tener que lamentar el que "ese tiene más ilusión, si se unen más, si les..."; que no tengamos lamentos, Jesús mío, que no tengamos lamentos de las hijas ni de los hijos, sino que, todos unidos en el amor y la caridad, puedan vivir cada uno en su sitio donde la obediencia les ponga; pero en ese sitio que la obediencia les ha puesto véanlo bien y traten de santificarse, traten bien y que se santifiquen”[727]

Unidos como “misma Familia”, pero con un interés inmenso por amar a Dios y de vivir por él, de una Caridad a imitación de la Caridad del Padre misericordioso y gozando en ese amor divino que realiza la unión. “De tu amor y tu caridad tengamos tanto interés; la dicha de tener tanto amor, tanta caridad, tanta unión[728]. “Bien, Jesús, ayúdanos, Jesús mío, ayúdanos para que hijos e hijas nos santifiquemos todos juntos; todos con la misma ilusión; que tengamos el deseo de santificarnos, siempre presente esto tengan los hijos; tengámoslo nosotras siempre presente la idea fija de la unión, del santificarnos”[729]

La Madre soñaba que esta unión fuese tan íntima y santa como la que viviremos en la otra vida juntamente con Dios. “Sí, Jesús mío, ayúdales, ayúdanos a todos; a los hijos y a las hijas, ayúdanos a todos, Jesús mío! Que tengamos la dicha todos de vivir, no ya como vivimos aquí, pero mejor todavía: unidos los unos a los otros; que allí podamos también, un mañana, estar unidos los hijos y las hijas; es lo que te vengo pidiendo, Jesús! No quiero nada más que esto: que Tú, Jesús mío, me concedas la gracia de que los hijos y las hijas sean por Ti ... eso, sí, Jesús mío, sean mandados por Ti, iluminados por Ti[730]

El amor de “misma Familia” es “estar” en el amor de Dios unidos. “¡Hazlo, Tú, Jesús mío! y que hijos e hijas unidos a tu amor y a tu caridad, podamos vivir todas unidas y podamos darte tanta gloria; podamos estar Contigo, Jesús mío; es la alegría más grande, ¡es la alegría más grande!”[731]

El amor de “misma Familia” es para “correr” en la santidad, no para “caminar” solamente: “corriendo unidos”. “Y que estos hijos te ayuden tanto y que tengamos la dicha de verlos entusiasmados, de verlos correr por el camino de la santificación; no caminar, correr, correr en la estrada de la santificación estos hijos y las hijas. Ambos que corran unidos como hasta ahora que han ido en muchas cosas unidos; y te doy gracias, Jesús, porque no ha habido nada que lamentar, nada que llorar sino que todo ha sido una unión y un esfuerzo que cada uno ha hecho, así que les ha venido bien”[732].

La Madre utiliza una imagen bellísima, pero poco utilizada por nosotros en nuestras meditaciones y retiros. “Que estos hijos e hijas se santifiquen. Qué gloria más grande, qué alegría y qué contento ver que hijos e hijas, unidos en tu amor y en tu caridad y a tu santidad, vienen a Ti; es el pozo de donde ellos sacan el agua, de donde extraen el amor para amarte a Ti, ¡Jesús mío, hazlo! ¡Ayúdales, ayúdales, Jesús mío!”[733]. La misma Familia es el “pozo de agua de santificación del que extraen el amor para amarte a ti”


[709] Pan 22, 433

[710] Pan 22, 472

[711] Pan 22, 509

[712] Pan 22, 505

[713] Pan 22, 477

[714] Pan 22, 653

[715] Pan 22, 480

[716] Pan 22, 601

[717] Pan 22, 642

[718] Pan 22, 698

[719] Pan 22, 708

[720] Pan 22, 904

[721] Pan 22, 1042

[722] Pan 22, 914-16

[723] Pan 22, 959

[724] Pan 22, 1093

[725] Pan 22, 1115

[726] Pan 22, 1153

[727] Pan 22, 1161

[728] Pan 22, 1171

[729] Pan 22, 1179

[730] Pan 22, 1172

[731] Pan 22, 1187

[732] Pan 22, 1524

[733] Pan 22, 955